“…Un día de estos la gente va a cambiar
un día de estos la gente va a bailar
y en las calles,
se podrá respirar, respirar!
aire de todos…”
Aire de todos – GIT
¡Es difícil ser Mónica! Es una oración típica que mencionamos cada vez que queremos justificar algo hecho o dicho por mi hermana. Es una broma familiar y no genera nada más que un rato de relajo.
¿Pero realmente es difícil ser Mónica? Les contaré algo sobre ella. Mi hermana es mayor por 2 años y medio, es mi única hermana, y es la responsable de mi nombre, por qué ella quería que su hermanita se llamé Charito…creo que fue la primera broma o troleo que me hizo. Cómo hermanas siempre fuimos muy unidas sin estar revueltas, mis mejores momentos de niñez siempre están con ella a lado, y como hermana mayor siempre me ha protegido y cuidado. Compartimos cuarto hasta mis 22 años, justo cuando fue mamá tuvo que mudarse de cuarto (muy a mi pesar) para la comodidad de ambas y de Valeria (el primer mejor regalo que ha podido darme, el segundo está en el cielo y el tercero es Camila, su benjamina y mi clon). Ya con Valeria en sus vidas, se casó con un hombre que la ama, la respeta y es su fiel compañero, y forman una familia que siempre admiro y sigo.
Ella siempre ha estado disponible para mí, me defendió de mi primer enamorado de adolescente (dícese que se bronqueó en pleno parque municipal), me dio el impulso para seguir trabajando en un mundo dominado por testosteronas, lloró a moco tendido cuando me gradué de la universidad, lloró más recatada cuando me casé y fue mi fiel alma durante todo mi embarazo (el día que me convertí en mamá, mi mamá fue ella), y es la madrina mágica inigualable para Sebastian.
Hemos hecho muchas cosas juntas y quizás nos falte hacer una lista larga de pendientes, pero como diría Cerati “ahí vamos”. Yo la amo mucho, es lo mejor que me dieron mis padres, a veces ambas hemos querido estrellarnos porque tenemos caracteres diferentes, pero imposible hacerlo por respeto y amor; entonces solo contamos hasta 10 mil, nos damos el espacio y luego seguimos. No peleas, no conflictos, no enredos; nuestra historia como hermana no tiene ningún matiz picante para una traginovela.
¿Entonces por qué es difícil ser Mónica? Básicamente porque es una persona que sigue, no deja, no abandona, está presente (a veces sin estar físicamente), se involucra, es responsable, comprometida y sobretodo quiere en plural. No es egoísta, en lo absoluto; es tolerante y abierta a escuchar aun no esté de acuerdo, y trata de llegar a lo correcto, a lo justo, a lo ético. Lucha por lo que le parece justo, eleva su voz cuando lo amerita. Y sobretodo es muy divertida, graciosa, con un sentido de humor único (reitero, he sido blanco de muchas de sus bromas), elocuente, acogedora, alegre, apegada, y le gusta las cosas simple de la vida como bailar, escuchar una buena canción y compartir buenos momentos con amigos y la familia. Es muy dinámica, cuida de sí y los suyos; y en su afán protector y ejecutor llega a estresarse para luego reinventarse.
No tuvo oportunidad de ejercer lo que estudió pero se sumergió desde joven en el mundo de la cooperación y la colaboración; tiene una carrera impecable en programas y proyectos de ayuda a los niños, y de sociedad sostenible. Es workajólica (un perfil que compartimos) y hace suya cada actividad que emprende.
Varias veces me ha dicho que ya quiere tiempo para ella, que ya cumplió, que sus hijas ya están criadas con valores y principios, y están direccionadas a ser mujeres felices y ya debería estar más tranquila; “ya estoy cansada… hasta acá llego! Ya basta” dice, pero luego dice “todo suma” y sigue.

No duda en decir “los amo mucho” a los suyos y demostrarlo. Es linda y encantadoramente imperfecta.
Ella dice que soy activista y que ella es normal, y es eso lo que la hace sostenible porque no es tendencia, es Mónica ayer, hoy y siempre! Su esencia y matiz no ha cambiado al pasar de los años. Yo si estoy cambiando y ando activando ideas para ser sostenible; para mí, ella lo tiene en su ADN.
Una persona sostenible, es una persona que quiere para otros lo que quiere para uno mismo, que ayuda a ser y vivir mejor… y esa es mi hermana.
Mónica no es “eco-friendly” 24×7, no cambia o se renueva para seguir el estilo de otros, no quiere imponer lo que se debe hacer a otros y no los juzga por no hacerlo. Sus actos y hábitos responden a sus posibilidades de sentirse útil para su planeta.
Ella piensa siempre en verde, pero también en otros colores. No diferencia a las personas por lo externo o lo que muestran sino por sus sentimientos y acciones. Ve a todos en plano y reafirma que todos merecemos las mismas oportunidades y por ende tenemos los mismos derechos y deberes. Y siente mucho, por eso no duda en decir “basta” cuando algo distorsiona el entorno de todos.
El desarrollo sostenible requiere el equilibrio entre lo ambiental, lo económico y lo social. Ser sostenible es vivir el día a día pensando en el impacto de nuestros actos en el presente y en el futuro. Es cuidar nuestros recursos y ser conscientes de que son finitos y son para todos, por ello, se busca el consumo responsable. Una sociedad sostenible se auto ayuda, las compras son locales y con recursos que pueden renovarse; y todo este proceso implica un comercio justo donde la relación sea ganar-ganar para consumidores y proveedores. Una vida sostenible necesita menos y quiere mucho; priman los sentimientos y sensaciones ante lo material.
Para ser sostenible, existen lecturas, técnicas, guías y cada día hay más emprendimientos personales y colectivos a cambiar hacia hábitos sostenibles. Y se observa un proceso diferente, orgánico, dinámico; y creo que es válido porque en medio de este cambio convergen varias generaciones que deben encontrar un fin común. Para algunos, fácil de ejecutar, para otros difícil y angustiante. Y de allí la famosa frase: “no necesitamos que pocas personas hagan todo perfecto, se necesitan que todos hagan algo imperfecto”.
No necesitamos ser perfectos, necesitamos ser únicos y honestos con nosotros mismos. Amarnos y amar a otros. Aceptar que tenemos días buenos, días malos y días feos; y que son nuestros al final del día; y que tenemos la oportunidad de aprender y desaprender. De celebrar y de corregir, de reír y de llorar de un minuto a otro; de estar quietos y ser remolinos luego. De eso se trata una vida plena y en armonía. Un modelo sostenible no busca personas pragmáticas ni teóricas sino personas que lo intentan día a día, aunque sea difícil serlo, pero que bien que se disfruta, o no mi dear sis?
