«…It’s the end of the world as we know it. It’s the end of the world as we know it. It’s the end of the world as we know it and I feel fine…»
It’s the end of the world as we know it – REM
Que fácil se me hizo cantar el coro de esta canción con mi inglés afro, caribeño, cubano, colombiano, mexicano, mochica, gaucho y boricua. Su letra no es fácil de entender pero es parte de lo que queríamos expresar en mi muy descrita, malcriada y nombrada generación X.
Cómo qué todo lo teníamos y nos llegaba todo al pin…¡censurado!…. Me rio puesto que yo lo decía muy a menudo y no tengo uno, pero era mi manera de indicar que algo o alguien no me importaba. Los X’s fuimos criados por una generación que trató de darnos lo mejor que pudieron pero que nos traspasó la melancolía de sus vivencias. Una muestra es la película Reality Bites o Generación X de 1,994, siempre inclásica y nunca clásica. En ella todo era apatía, sin sabor, miedos, enredo, juntas, despedidas y conversas. Un futuro incierto y sin ganas de lucharlo. Todo confuso, tal cuál Wynona (una de sus protagonistas) en su popular gift.
Por acá en Perú, los X, la generación de la leche Enci y “de Alan García y su compañía, Villanueva del Campo me da tanto asco”… y a la par de Nirvana con su “I’m worse at what I do best, and for this gift I feel blessed”, no fuimos la excepción y tuvimos una adolescencia y juventud movida; pero conforme el mundo iba en ruta hacia la modernidad, nos fuimos incorporando a un sistema rápido, demandante y lleno de oportunidades para un “crecimiento” y no para un “desarrollo”.
Consumimos, consumimos y consumimos. Nos capitalizamos por lo que teníamos y podíamos lograr. Y eso es bueno porque ponerse metas y meterle esfuerzo, tiempo y dedicación es lo correcto, hacerla fácil es lo malo, lo incorrecto, lo corrupto. Pero algo no hizo la ecuación perfecta. Sólo se logró el crecimiento pero no el desarrollo. Actuamos en individual y no en colectivo. Hicimos un cerco a lo que queríamos para uno y los suyos, y no vimos más allá. La toma de decisiones estaban basadas a un corto y mediano plazo, muy pocos guardaron el pan para mayo y para otros.
Quisimos comernos el mundo y literalmente lo hicimos. El planeta fue absorbido cada vez más por diversas necesidades reales y creadas. Y todo venía en forma rápida y el día no tiene más de 24 horas, por eso el usar y botar se hizo religión. Comidas rápidas y al paso, alimentos de acuerdo a cada estado de ánimo, colecciones de moda cada semana, lanzamientos de productos y servicios cada día, y un mercadeo que nos trajo la bolsita de empaque para el nice to have.
Y para satisfacer todas estas necesidades, el planeta tuvo que “ofrecer” más de lo que podría dar. En estos últimos 30 años se produjo una demanda creciente de combustibles fósiles, se talaron más árboles, se sacrificaron todo tipo de animales, se usaron más químicos para reducir procesos agrícolas y productivos, se contaminaron más ríos y mares, se explotaron tierras indebidamente y se abusaron de comunidades enteras que no tenían el “crecimiento” a la mano y debían subsistir. Y el efecto sigue en alza, mientras que la Tierra tiene un déficit de recursos, puesto que al año se consume 1.5 veces de lo que puede dar. Este faltante no se puede reponer de un momento a otro, toma su tiempo y sobre todo exige un cambio total del concepto de vida y consumo.
El planeta sólo avisa, no puede autogenerarse si es que la toma indiscriminada de recursos continua. Hoy por hoy estamos viviendo las alertas que nos da con eventos y fenómenos naturales atípicos y de intensidades nunca antes registradas.
¿Qué hacer? ¿Cómo proceder? La fórmula única no existe pero si una solución en cada uno de nosotros. Depende de nosotros hacer el cambio, hacer la diferencia y se constante en nuestras decisiones. Yo recomiendo informarse, investigar y validar dudas. Hay un par de documentales muy impactantes y que te dan un panorama súper claro sobre lo que pasando más allá de nuestras narices: The True Cost y The Plastic Ocean. Más que fijo que luego de verlos, harás cosas ya no por tendencia sino por instinto de superviviencia. Así es la dura realidad!
It’s the end of the world and we know it – REM (Álbum Document 1987) Una canción que disfruto por su música y que la bailo como chiquilla…. y sólo espero que el título sólo sea una letra fantasiosa…nada cercana a la realidad!
