“¿Qué otra cosa puedo hacer?
Si no olvido moriré
Y otro crimen quedará
Otro crimen quedará
Sin resolver”
Crimen – Gustavo Cerati
Cebra de las llanuras, tigre de Tasmania, foca monje, rinoceronte negro de África Occidental, oso grizzli mexicano, león marino japonés, sapo dorado, tigre de Java, delfín baiji, leopardo nebuloso de Formosa, paloma migratoria, guacamayo azul, gorrión costero oscuro… son algunos de los animales que sólo podemos ver en foto puesto su especie está extinguida.
Yo no tengo apego a los animales, aparte de respeto, tengo cierta fobia ante su presencia. Creo que mi recelo se originó en mi niñez por obra y gracia de mi hermana. Fueron dos eventos que me marcaron.
El primero, en el Mundial España 82, mi papá compró un flamante TV a colores de 14”, la sensación de la cuadra. Era mi primer mundial, estaba muy emocionada por ver a Perú en la cancha. El primer partido del seleccionado era contra Camerún, me habían indicado que era un país africano; y a pocos minutos de iniciar el partido, mi hermana se me acercó y me comentó: “cada jugador rival saldrá con un león para defenderse”. Mi cabeza rayó a mil, y a mis 7 años sólo me quedó rezar una y otra vez porque los leones no se coman a los jugadores peruanos (en especial a Oblitas, era el crush de mi mamá en ese momento). Aun viendo la cancha sin leones, mi mente pensaba que en cual momento una manada ingresarían a la cancha.
El segundo evento, fue al año de España 82. Hicimos nuestro primer viaje en avión a la ciudad de Iquitos. Conoceríamos por primera vez la selva amazónica. Desde el avión, mi hermana y yo estábamos emocionadas con el viaje. Cuando se inició el descenso de la nave, pasamos del celeste y blanco del cielo y las nubes, a las cochas rodeadas de verde. Mientras veíamos desde la ventana el paisaje, me acuerdo haber divisado un lagarto sumergiéndose en las aguas (al menos, ese es mi recuerdo); ante esa visión, mi hermana me indicó: “los lagartos están por todos lados, andan por ríos, vegetación y calles. Veremos muchos por allí”. Volví a rayar a diez mil, y prácticamente estuve 4 días paseando por la ciudad, temerosa y alerta esperando no cruzarme con un reptil. Cuando nos tocó el tour al zoológico, preferí varias veces quedarme afuera de la zona de exhibición.
Recordando estos eventos conocidos últimamente como troleadas, una sonrisa se dibuja en mi cara. Son aquellos recuerdos de mi infancia que me marcaron y ahora que lo pienso, sucedieron para bien. Porque creo que desde ese momento, adquirí un nivel de respeto superior a toda especie animal. Me daban miedo pero entendía que ellos son parte del planeta y por ello, necesitan su espacio, su hogar, su vida plena. Asumí que el nivel de inteligencia de los animales era limitado y por eso debían permanecer en su hábitat para que no nos hagan daño. Entonces al no ser iguales, humanos y animales, no podíamos convivir juntos, porque reitero, nos podían hacer daño. Conforme pasaban los años, escuchaba y leía sobre las cacerías y sus muertes absurdas, la matanza para el tráfico de partes, o la desaparición de animales porque su hábitat había sido colonizado. ¿No eran los animales los que nos podían hacer daño? Algo en mi creencia cambiaba; ¿quién era el feroz? ¿quién era el malo? ¿quién era el sabio?
En mi historial solo tuve 3 canarios (Oro, Plata y Cobre), 2 pollitos cambiados por botellas de vidrio (que terminaron en el horno), un dulce y encerrado dálmata (Junior) y un hámster come fruna (Kitty). Tuve un “bebito dico” sobrino (Lucky) y andamos preparándonos psicológicamente para darle una vida bonita al mejor amigo de Sebis (LuisMi). En estas historias, nuestras vidas cambiaron para acoger vidas y ser felices en conjunto. Porque eso es vivir en familia, en comunidad. Se puede coexistir sanamente con los animales y no sólo los domésticos porque es común ver casos de convivencia pacífica con otras especies.
Volviendo a mis pensamientos y certezas hacia los animales, ellos no son los que carecen de inteligencia, ellos si valoran y cuidan, ellos si pueden vivir en comunidad; y nosotros los humanos somos la gran amenaza.
Nuestros hábitos, el sobreconsumo y la cutura del descartable, de usar y botar, están dañando consistentemente los ecosistemas. Cada día impactamos negativamente a cada especie viva del planeta, modificando la biodiversidad y esta condición es muy peligrosa.
Hace un par de semanas vi por primera vez la película “El Rey León” y la escena que más me conmovió fue en la que Mufasa le decía a Simba que todos forman parte del ciclo de la vida, todos tenemos un rol y una función. Somos parte de un todo, y si una pieza falta, el conjunto nunca será igual.
Cada especie tiene un propósito, ninguna (ni siquiera la humana) es dueña del planeta. Por eso, debemos compartirlo y cuidarlo entre todos. Toda especie es indispensable para la vida, nos guste o no.
Las cucarachas me dan un asco infinito, pero he aprendido que contribuyen en el ciclo del nitrógeno. Su alimento es la materia orgánica en descomposición. Esta es rica en nitrógeno; el cuál vuelve a la tierra a través de las heces de estos insectos. Y luego es aprovechado como nutrientes por las plantas, asegurando la salud de bosques, praderas, ecosistemas y todo ser vivo.
Las abejas me dan miedo, pero ellas son las responsables de la polinización. El transporte del polen contribuye a la fertilización y la formación de frutos y semillas. Es decir, de las abejas depende parte de la producción alimenticia y la biodiversidad mundial.
Y así se cuenta con un conocimiento a compartir para cada ser animal…
¡Lo que uno aprende día a día! Todo suma, todo cuenta, todo es válido. La naturaleza es única y hecha para todos. Su misión es darnos bienestar y salud; a todos, porque es de todos. Entonces por qué cada día aumenta el número de animales extintos o en riesgo de extinción. Todos quieren disfrutar la naturaleza pero pocos se esfuerzan en protegerla. Nuestras acciones y decisiones diarias afectan a muchos individuos, animales y plantas. Las alertas para cambiar nuestros hábitos y frenar el cambio climático son cada vez más evidentes. Entonces ¿Qué nos está pasando? ¿Tan bloqueados estamos? ¿Tan difícil es entender? ¿Nos gusta ser pet-friendly y kill animal a la vez? ¿Somos los malos de la película? ¿Seremos los asesinos del planeta? ¿Pensamos como “animales”? ¿Nos gusta el crimen?

